LA COLUMNA DEL SENADOR. Eliminar el peaje Papiros

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Por José David Name

La inconformidad de los habitantes del municipio de Puerto de Colombia, con el peaje Papiros, ubicado en el kilómetro 6 de la Vía al Mar, cumplió hace unos días 27 años. Una pelea que está pasando de generación en generación sin encontrar solución a la vista, mientras aumentan los perjuicios sociales y económicos para los porteños, que luchan por salir adelante en medio de la crisis inflacionaria más alta de las últimas dos décadas.

El panorama es complejo, toda vez que el fuerte invierno dejó colapsada la antigua vía de Puerto que comunica con la ciudad de Barranquilla, con afectaciones en las placas de pavimento de 4 a 5 metros de altura, varios postes debilitados y algunas tuberías de gas averiadas, ocasionando su cierre y dejando como única opción el paso por la vía nacional, que exige el pago del peaje. Desesperados, los porteños y usuarios que transitan a diario por estas carreteras, han denunciado la problemática que está generando la situación. Sin embargo, el desamparo es el sentimiento reinante.

El rechazo generalizado por parte de la población afectada, en su mayoría, estudiantes, padres de familia, trabajadores y transportadores, tiene su justificación en la grave afectación que está suscitando el pago del peaje en la dinámica económica del departamento. Aunado a esto, las falsas promesas de las autoridades para “mitigar” el problema, están exacerbando la paciencia de las comunidades, quienes ya han realizado protestas y bloqueos en las carreteras.

Como una burla fue catalogado por los usuarios el anuncio realizado en días pasados por la Alcaldía de Puerto Colombia, la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI) y la Concesión Ruta Costera, de permitir el “pase libre” en horas pico y en momentos de mayor congestión vehicular. Incumpliendo lo prometido, la Concesión Ruta Costera se ha esforzado por hacerle la jugarreta a los atlanticenses, ubicando cobradores hasta 40 metros antes de las casetas. Tras ser una medida insuficiente y que poco contribuía al problema real, ahora estamos ante una afrenta para los porteños, una comunidad que se ha sentido engañada desde la construcción del peaje.

Si bien el tema del desmonte de la caseta requiere un debate complejo, y de la voluntad y el compromiso del Gobierno Nacional, es urgente que mientras se establecen soluciones de fondo, se concreten medidas reales que contribuyan a resolver los actuales problemas, que ahora incluyen de manera permanente eternos embotellamientos, al ser esta la única vía habilitada para el tránsito.

Definir las acciones de intervención o reconstrucción total de la antigua vía, es un tema que la Gobernación del Atlántico debe resolver cuanto antes. Mientras tanto, necesitamos que el Gobierno Nacional y el ministro de Transporte, Guillermo Francisco Reyes, se coloquen la mano en el corazón y respalden la lucha de los porteños, estableciendo medidas como el pase libre para los usuarios que diariamente transitan por el sector. También, es necesario buscar alternativas para que finalmente se pueda dar la eliminación del peaje.