Por José David Name
La incertidumbre acerca del futuro de la industria de los hidrocarburos en el país, ha empezado a pasarle factura al sector, con impactos en Ecopetrol, la empresa más grande de Colombia. La inestabilidad del mercado internacional, agitada en el último año por factores coyunturales como la guerra en Ucrania, la alta cotización del dólar, la inflación, entre otros; se ha sumado a los cambios en las reglas del juego de los contratos de exploración y la explotación anunciados por el gobierno, así como las nuevas reformas, castigando a la estatal colombiana.
Con una caída del 10 % en sus acciones, Ecopetrol cerró un 2022, que terminó por excluirlo de los fondos internacionales del MSCI. Un balance inquietante con implicaciones directas en la confianza de los inversionistas, que sin duda traerá repercusiones para la empresa, con efectos para las finanzas del país.
Una lluvia de advertencias han lanzado los líderes frente al futuro de la petrolera, que de momento vislumbra inmensos nubarrones. Hace unos meses, el presidente de la Asociación Nacional de Empresarios de Colombia (Andi), Bruce Mac Master, alertó acerca de las millonarias pérdidas que ha venido registrando Ecopetrol. De acuerdo con el economista; “…en los últimos meses los colombianos hemos perdido 20.000 millones de dólares en el valor de Ecopetrol…”. Cifra escandalosa, que demanda atención y acciones.
Siendo la empresa más grande del país, se espera que aporte entre $5 y $7 billones del recaudo de la tributaria. Sin embargo, la misma petrolera ha señalado que las cargas que se le sumaron en la reforma fiscal podrían desencadenar la reducción de la actividad, el empleo, la producción, y una fuerte caída en los planes de inversión. Así las cosas, es urgente que el ejecutivo genere tranquilidad en el sector, estableciendo reglas claras con una política pública, que garanticen los aportes de recursos, la inversión extranjera y la seguridad energética del país.
Resulta contradictorio que después de los extraordinarios hallazgos de gas natural en el mar Caribe, que plantean un mejor panorama sobre las perspectivas de las reservas en el territorio nacional, en vez de cómo promover la producción, se esté hablando de importar este recurso. Depender de un país vecino para el abastecimiento de gas, sería un atentado directo contra el bolsillo de las familias colombianas.
Estamos seguros de que fortalecer el sector, a través de planes de crecimiento, exploración, y explotación de hidrocarburos, traerá múltiples beneficios para la recuperación de la economía colombiana y el despegue de la transición. No hay duda que para lograr una conversión confiable y sostenible hacia las energías renovables hay que seguir potenciando los recursos de crudo y gas, necesitamos el respaldo de los combustibles para avanzar hacia una transición energética segura, que nos conduzca a la reducción de la pobreza en Colombia.
Tenemos un gobierno que proyecta que en el 2023, Ecopetrol deje ganancias de 29 billones de pesos. Para lograr este objetivo precisamos de un gobierno que cuide a la “gallina de los huevos de oro”.