Por José David Name
A pocos días de pasar la página del año 2023, que culmina para el país con un complejo panorama económico y político, existen buenas razones para ser optimistas respecto del presente y futuro de los colombianos. La paz y el desarrollo socioeconómico son sueños irrenunciables por los que tenemos la confianza de seguir luchando, con las diferencias que son propias en una democracia como la nuestra, de antigua tradición en América Latina.
En medio de los múltiples conflictos que se viven en Colombia, las dificultades económicas en aumento y las brechas sociales que se amplían, el país demanda unidad en todos los sectores. Estamos en los tiempos propicios para soltar los odios que están dominando los corazones, y menguar la falta de empatía que está degradando a nuestra sociedad, sacando lo peor sin permitirle un espacio a la reconciliación. Es hora de hacer un alto y converger en un diálogo constructivo que nos una y acerque a ese mejor país con el que todos soñamos. Si logramos centrarnos en las soluciones, es posible ver la luz al otro lado del túnel.
Cerramos este año con la buena noticia del compromiso de suspensión del secuestro extorsivo por parte del ELN, que esperamos se cumpla sin titubeos, así como también la liberación de los secuestrados. Estas son las muestras que exige el proceso en el nuevo ciclo de diálogos que iniciará el próximo año en Cuba. Una reconciliación más amplia y completa, nos invita sin lugar a dudas a mantener la mentalidad optimista y a confiar en mejores tiempos para nuestro país.
No podemos permitir que se nos vuelva paisaje, la inseguridad que ha invadido a las ciudades. Este flagelo viene escalando a grandes pasos, afectando la integridad y la vida de los ciudadanos, quienes reclaman el restablecimiento del orden y el retorno de la tranquilidad. Nuestro llamado al gobierno nacional y los nuevos gobernadores y alcaldes, es a que trabajen coordinadamente con la fuerza pública, en la lucha contra la criminalidad.
En este nuevo año el gobierno debe procurar el mejoramiento de la economía a través de medidas que nos permitan afrontar el impacto de la inflación, así como extinguir las posibilidades de una recesión. Es urgente atraer inversiones y generar garantías, apostarle al crecimiento de industrias como las manufactureras, el comercio y la construcción de vivienda, que tuvieron un año con saldos en rojo.
Despido este 2023 convencido de haber hecho desde el Congreso de la República las gestiones y actividades legislativas necesarias, para brindar a los colombianos mejores condiciones de convivencia pacífica y calidad de vida, a pesar de algunos instrumentos de política de Estado de cuya filosofía me aparté. Mi compromiso es continuar trabajando por las necesidades más apremiantes del país, estudiaremos con lupa el paquete de reformas que estará en la agenda legislativa el próximo año, para buscar consensos y apoyar las propuestas que consideremos pertinentes y de beneficio para los colombianos.
Necesitamos ponernos de acuerdo para no abandonar el barco que transporta nuestros sueños y anhelos como Nación transformada y transformadora. Que la Navidad y el nuevo año nos ayuden a recobrar la templanza del espíritu, la pasión de la creatividad y la innovación y la convivencia pacífica que nos muestra como un pueblo maduro y unido. Mis mejores deseos y bendiciones a ustedes y sus familias en esta navidad, que el amor y la paz de Dios siempre los acompañe.