Por José David Name
Los nuevos proyectos renovables, inaugurados en el Atlántico, confirman el liderazgo del departamento en el sector. Grandes compañías han puesto sus ojos en este territorio, cuyo atractivo viene en aumento debido a su alto potencial, la receptividad de las comunidades y el respaldo institucional al desarrollo de las Fuentes de Energías Renovables No Convencionales (Fncer).
La semana pasada celebramos la puesta en marcha del proyecto Bosques Solares de Bolívar, ubicado en la zona rural del municipio de Sabanalarga, un complejo de cinco parques solares que le aportará al Sistema Integrado Nacional (SIN) un total de 100 megavatios de energía, equivalente al abastecimiento a una población de cerca de 400 mil habitantes. Otro de los megaproyectos que marca un gran horizonte para la transición energética en el Atlántico, es la construcción del parque solar Guayepo I y II en Ponedera, que se convertirá en la planta fotovoltaica más grande del país.
Por múltiples factores de naturaleza humana, económica, geológica y coyuntural, en los últimos años, el Atlántico se ha convertido en uno de los departamentos más sobresalientes, debido a su desarrollo y gran potencial para la inversión extranjera. Sus condiciones favorables y las amplias posibilidades que ofrece su capital, Barranquilla, están consolidando al departamento como el epicentro de macroproyectos de generación solar fotovoltaica y eólica. Según cifras oficiales, actualmente en el Atlántico se desarrollan 10 proyectos solares, que estarían listos entre 2024 y 2025, los cuales sumarían aproximadamente 1.000 megavatios de capacidad instalada al sistema.
El crecimiento económico que se espera en el departamento con la ejecución de estos y los proyectos por venir es incalculable, debemos seguir apostando por potenciar el desarrollo de iniciativas de energías limpias, que estén respaldadas con las licencias y los estándares requeridos. Los trabajos de preparación que vienen realizando el departamento y la ciudad de Barranquilla, para atender los requerimientos de la industria, han generado confianza en empresas del sector, muchas de las cuales han elegido a la capital del Atlántico como sede de sus operaciones. Hay que seguir aprovechando el buen momento por el que pasa el territorio, fomentando su competitividad.
Es claro que para seguir potenciando este crecimiento es indispensable el trabajo conjunto de la industria, con los actores políticos, económicos y sociales del departamento. Esa proyección y decisión de hacer equipo desde el sector público y privado, será la que consolide su liderazgo en la transición energética del país.
Aprovechar el amplio abanico de posibilidades y los grandes beneficios ambientales, económicos y sociales que ofrece el creciente sector renovable a las ciudades y municipios que abren sus puertas, es la consigna que como el Atlántico deben seguir otros departamentos.