CRÓNICA DEL DÍA. El verdadero cambio es con el pueblo

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Por: Jaime Guzmán

La violencia genera violencia. La razón por la cual este fenómeno está enquistándose en todo el territorio atlanticense, incluyendo la capital, no es otra que la ambición de obtener más poder. Esto se debe a que lo «malo», ese adjetivo cliché que hemos conocido desde que tenemos uso de razón, siempre ha sido lo contrario de lo que la sociedad desea.

Sin embargo, hoy en día, en Colombia, todo está revuelto e impregnado de intereses políticos y económicos. Más allá de una ideología, la sabiduría popular afirma que la política es y debe ser dinámica. Pero más allá de los intereses, si queremos progresar y llevar una paz integral como nación, necesitamos tener conciencia y convicción para conseguir lo que siempre hemos anhelado.

Aquí surge otra problemática: deseamos esa paz de forma maquiavélica, y lo peor, sin interpretar lo que realmente significa. Por lo tanto, para llevar a cabo este proyecto, programa, plataforma o ideología, el colombiano debe detenerse en el camino y comprender cuál es la verdadera necesidad que se vive. No debemos violentarnos contra el otro, especialmente si piensa diferente, y mucho menos cuando ello genera desinformación mediática y conflicto étnico y moral. Para esto está la pedagogía.

Por lo tanto, debemos buscar acuerdos y pactos, expresándonos como seres pensantes. No menos importante, el colombiano debe ser revolucionario en sus valores morales y guerrero en su ideología, en el buen sentido, hasta la muerte. No debemos ser radicales, pero sí considerar que la realidad es otra: el bien común y la sociedad con diversas capacidades.

Y ojo, no debemos ser absolutistas o monárquicos, como ha sido el gremio político en Colombia por generaciones, sino buscar la unificación de la colectividad, incluyendo las diferencias étnicas y diversidades intelectuales. Es hora de que el pueblo se subleve, pero que sepa interpretar y se eduque, para así racionalizar el conocimiento como estrategia y herramienta, en procura de un mejor presente y para edificar el mañana.