Gobernación ‘siembra’ 200.000 alevinos de bocachico, el tesoro amenazado del Magdalena

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*La Secretaría de Desarrollo Económico del Atlántico realizó un repoblamiento del pez nativo como parte de las acciones en seguridad alimentaria e impulso a la economía local del Atlántico.

Las grandes subiendas de bocachico parecen una imagen lejana, un sueño de cuando los pescadores tiraban el trasmallo y le arrebataban al río o a las ciénagas peces gordos con sus escamas plateadas y la promesa de buena comida y ventas jugosas.

Tal ha sido el efecto devastador de la sobrepesca, que la población de bocachico va en picada, al punto de ingresar en el libro rojo de las especies que están por desaparecer. Mientras tanto la vida que fluye, a través de las aguas del río Magdalena, cambia y se vuelve más difícil para las comunidades ribereñas; quienes por décadas han basado su dieta en la jugosa carne y han sustentado sus hogares con los réditos de la pesca.

Esta realidad sustenta las acciones que la Secretaría de Desarrollo Económico de la Gobernación del Atlántico impulsan para el repoblamiento de la especie a fin de garantizar el equilibrio ecológico en el Embalse del Guájaro, apuntar a la seguridad alimentaria de al menos 200 familias de pescadores y promover la pesca artesanal sostenible.

“Liberamos más de 200.000 alevinos. Nuestra meta para este año es llegar a 500.000, lo que contribuirá a la conservación del ecosistema y así beneficiar a las familias dedicadas a la pesca artesanal”, afirmó Humberto Oñoro, subsecretario de Gestión Agropecuaria del Atlántico.

Mientras el funcionario coordina estas acciones con la Corporación Regional Autónoma y la Autoridad Nacional de Acuicultura y Pesca – Aunap, los pescadores de Manatí, en el punto Puerto Quintanilla, miran hacia el embalse con el firme propósito de esperar a que los alevinos alcancen la talla correcta para que algún día vuelvan las grandes subiendas.

Rafael Ocampo, representante legal de la Asociación de Pescadores y Agricultores de Manatí, habla con confianza y agradecimiento sobre el repoblamiento de bocachico. “Queremos agradecerle a la Secretaría de Desarrollo Económico por esta siembra. Esto mitiga, en parte, la necesidad de nuestros pescadores. Para nosotros es de gran importancia porque nos favorece económicamente, por el valor que tiene y por su sabor. Nuestro bocachico del Guájaro es diferente al de las otras ciénagas”, dice con orgullo el líder social.

Para Emilio Navarro, contratista de la Aunap es clave mantener el equilibrio ecológico en el Embalse del Guájaro y contrarrestar la disminución del número de peces. “Esperamos contribuir a la diversidad de peces de todo el embalse, dado que por todos los problemas que hemos tenido, la población ha disminuido”, sostuvo.

Y no es para menos la preocupación de los pescadores y ecologistas. La deforestación, transformación y degradación de los ecosistemas, contaminación hídrica y sobrepesca, tienen en alto riesgo a más de 100 peces únicos del río Magdalena. De acuerdo con el Instituto Humboldt, “la agonía del Magdalena se debe a que el 77 % de la población colombiana está asentada alrededor de la cuenca, un sitio que aporta cerca del 80 % del Producto Interno Bruto nacional y 70 % de las cosechas agrícolas nacionales”.

Esta vulnerabilidad en el ecosistema requiere medidas extraordinarias. Entre 2014 y 2023, la Aunap ha sembrado 22 millones de alevinos de bocachico en la cuenca del Magdalena, con una inversión cercana a los $4.000 millones. En este sentido, la administración departamental ha reiterado su compromiso con la sostenibilidad ambiental y social, y está liderando ese proceso de aumento de la población de la especie y su aprovechamiento racional.

Ninguna de estos esfuerzos tendrá los resultados esperados, si la acción humana se mantiene en la sobreexplotación de los recursos. “Nuestros pescadores ahora necesitan mucha ayuda, especialmente embarcaciones y redes, pero con la malla normal para que no hagan captura de peces muy pequeños, que eso es lo que nos está acabando. Y le pedimos a la Aunap que haga los controles necesarios en nuestro embalse para que no se siga haciendo la pesca ilegal que acaba con los alevinos”, afirmó Ocampo, quien toda su vida se la ha dedicado a la pesca.

Todas estas acciones van alineadas al Eje de Sostenibilidad, columna vertebral del plan de desarrollo departamental 2024 – 2027 “Atlántico para el Mundo”.