Papa Francisco hospitalizado en estado crítico tras crisis asmática

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El pontífice de 88 años, bajo atención médica por una complicada infección pulmonar, envía mensaje de esperanza a los fieles

El Papa Francisco, de 88 años, se encuentra hospitalizado en el Hospital Gemelli de Roma desde hace nueve días debido a una complicada infección pulmonar. A pesar de su estado crítico, el pontífice transmitió un mensaje de esperanza y confianza en su tratamiento médico durante el tradicional rezo del Ángelus del domingo.

“Estoy continuando con confianza mi hospitalización en el Hospital Gemelli, siguiendo el tratamiento necesario — ¡y el descanso también es parte de la terapia!”, expresó el Papa en su mensaje, redactado en los últimos días según fuentes del Vaticano. Francisco agradeció los mensajes de apoyo recibidos, destacando especialmente las cartas y dibujos de los niños, y pidió oraciones por su recuperación.

Además, el Papa se refirió a la conmemoración del tercer aniversario de la invasión rusa de Ucrania, calificándolo como una “ocasión dolorosa y vergonzosa para toda la humanidad”. Reiteró su cercanía con el pueblo ucraniano y extendió su invitación a orar por la paz en otras regiones afectadas por conflictos armados, como Palestina, Israel, Oriente Medio, Myanmar, Kivu y Sudán.

El Vaticano informó que el Papa pasó una noche tranquila tras sufrir una crisis respiratoria el sábado. Según el portavoz Matteo Bruni, Francisco descansó y su situación general fue estable. Sin embargo, los médicos habían informado previamente que el Papa se encontraba en estado crítico tras una crisis respiratoria asmática, recibiendo “altos flujos” de oxígeno y transfusiones de sangre debido a un bajo conteo de plaquetas.

El pronóstico del Papa continúa siendo reservado debido a su edad avanzada y enfermedades preexistentes, incluyendo una afección pulmonar crónica. Aunque no se ha detectado evidencia de sepsis, los médicos advierten sobre el riesgo de esta grave infección de la sangre como complicación de la neumonía.

Francisco fue ingresado en el hospital el 14 de febrero tras el agravamiento de una bronquitis, que luego se complicó con una neumonía bilateral. Los médicos le recetaron reposo absoluto, cortisona, antibióticos y oxígeno suplementario según sea necesario. A pesar de su delicado estado, el Papa permaneció consciente y pasó el sábado en un sillón, aunque con más dolor que en días anteriores. La incertidumbre sobre su recuperación sigue presente mientras los médicos continúan evaluando su evolución.