CRÓNICA: La inteligencia artificial y los niños autistas. Tercera Entrega

DESTACADO SALUD

Tecnología supervisada

Uno de los grandes debates sobre el uso de robots en terapia es su nivel de autonomía. ¿Debe el robot funcionar de manera independiente o ser controlado por un terapeuta? Algunos expertos creen que es crucial mantener el control humano para asegurar que la interacción sea beneficiosa y no desplace el contacto con las personas.

Kaspar, un robot desarrollado por la Universidad de Hertfordshire, es un ejemplo de este enfoque. Puede ser operado con un control remoto, permitiendo que los terapeutas manejen la interacción. «No se trata solo de la tecnología, sino de cómo la usamos para generar un vínculo humano», explica Ben Robins.

Sin embargo, el acceso a estas herramientas sigue siendo limitado. En países con mayores recursos, como los Países Bajos, algunos niños tienen acceso a terapia una vez por semana. En otras partes del mundo, la frecuencia es aún menor. Es aquí donde el caso de Lisa y Juan cobra especial relevancia.

Lisa, sin conocimientos previos en tecnología, aprendió a programar para ayudar a su hijo. Los creadores de Aisoy, José Manuel del Río y David Ríos, jamás imaginaron que su robot sería utilizado por una madre en otro continente. Conmovidos por su historia, la apoyaron en el proceso de adaptación.

Lisa descubrió que, con el tiempo, Juan se aburría de las rutinas programadas. Para mantener su interés, comenzó a modificar la programación del robot junto a él, incorporando nuevos sonidos y expresiones faciales. Así, el robot dejó de ser solo una herramienta terapéutica y se convirtió en una forma de comunicación y conexión entre madre e hijo.

Hoy, Lisa reconoce que no todo fue un cambio permanente. Algunas mejoras en el comportamiento y lenguaje de Juan se mantuvieron, otras fueron pasajeras. Pero lo más importante fue el vínculo que lograron construir.

«Para mí, el verdadero milagro fue encontrar nuevas formas de conectarme con mi hijo. En lugar de sentirme impotente, encontré una manera de jugar con él, de comunicarme. Y eso, para nosotros, lo cambió todo».