En medio de un tenso panorama internacional, el conflicto entre Israel y la Franja de Gaza ha alcanzado una nueva y peligrosa fase. Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) han iniciado una potente ofensiva tras el rompimiento del alto al fuego que duró casi dos meses. Este movimiento incluye la orden de evacuar áreas en Beit Hanun y los barrios de Jirbet Juzaa, Abasan al Kabira y Abasan al Jadida, fronterizos con Israel.
La madrugada comenzó con bombardeos israelíes que, según las autoridades gazatíes, han causado más de 300 muertos y cientos de heridos. Aunque las cifras provistas no han podido verificarse de forma independiente, reflejan la devastación que se vive en la zona. El gobierno israelí, por su parte, sostiene que estas acciones son parte de un plan estratégico para liberar rehenes y destruir capacidades de Hamás, al que acusa de incumplir el acuerdo de alto al fuego.
Este giro en el conflicto no solo genera una profunda crisis humanitaria en Gaza, sino que también polariza las opiniones a nivel internacional. Mientras sectores del gobierno israelí celebran la estrategia como un paso decisivo contra Hamás, organizaciones y familias de rehenes han expresado su descontento, calificando la decisión como un abandono a sus seres queridos.
El futuro del conflicto sigue siendo incierto, pero lo que sí es evidente es que cada movimiento intensifica la presión en una región que ya enfrenta décadas de conflicto y sufrimiento. La comunidad internacional observa con preocupación mientras la escalada amenaza con llevar el conflicto a niveles aún más devastadores.
