La Universidad de Harvard se enfrenta a la administración Trump tras rechazar sus demandas de cambios en políticas internas. Este conflicto ha desencadenado una congelación de fondos federales, poniendo en riesgo miles de millones de dólares destinados a investigación y desarrollo.
La tensión entre la administración Trump y las universidades estadounidenses ha alcanzado un nuevo nivel con el enfrentamiento entre Harvard y la Casa Blanca. Alan M. Garber, presidente de Harvard, declaró que la universidad no aceptará las condiciones impuestas por el gobierno, defendiendo su independencia y derechos constitucionales. Esta postura ha llevado a la congelación de más de 2.000 millones de dólares en subvenciones y contratos multianuales.
El conflicto surge en medio de investigaciones federales sobre antisemitismo y preferencias raciales en instituciones educativas. Harvard, junto con otras universidades como Columbia, Princeton y Cornell, ha rechazado las demandas de la administración, argumentando que estas medidas atentan contra la libertad académica y la autonomía institucional.
La Universidad de Columbia, por ejemplo, ha enfrentado la retirada de 400 millones de dólares en financiación debido a protestas en su campus. Aunque ha implementado cambios para abordar las preocupaciones del gobierno, su presidenta interina, Claire Shipman, enfatizó que no aceptará condiciones que comprometan la misión educativa de la institución.
Por su parte, Princeton ha visto suspendidas becas de investigación por un total de 210 millones de dólares. Christopher Eisgruber, presidente de la universidad, ha calificado las acciones del gobierno como una amenaza a la libertad académica, comparándolas con el «Temor Rojo» de la década de 1950.
Cornell y Northwestern también han sido afectadas, con la congelación de más de 1.000 millones de dólares en fondos federales. Ambas universidades han expresado su preocupación por el impacto de estas medidas en investigaciones innovadoras y proyectos que salvan vidas.
Este enfrentamiento entre las universidades y la administración Trump pone de manifiesto la importancia de proteger la libertad académica y la independencia institucional en un contexto político cada vez más polarizado. Las universidades continúan defendiendo sus principios, mientras buscan soluciones para garantizar la continuidad de sus proyectos y el bienestar de sus comunidades.