La nueva fase militar de Israel agrava la catástrofe humanitaria y profundiza la tensión internacional.
Con una violencia sin precedentes y en medio de un creciente clamor mundial, Israel ha lanzado una nueva gran ofensiva terrestre y aérea en Gaza. Según las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), esta acción forma parte de la Operación “Carrozas de Gedeón”, cuyo objetivo declarado es desmantelar a Hamas y rescatar a los rehenes. Sin embargo, lo que ocurre sobre el terreno dista mucho de una acción quirúrgica: la población civil palestina está siendo arrasada por una tormenta de fuego.
En solo 24 horas, al menos 150 personas murieron y otras 459 resultaron heridas, según reportes del Ministerio de Sanidad en Gaza. Las cifras se suman al catastrófico balance de más de 53.000 víctimas fatales desde el 7 de octubre de 2023, en su mayoría mujeres y niños. El secretario general de la ONU, António Guterres, fue tajante: “La situación en Gaza es más allá de lo atroz, más allá de lo inhumano”.
Una operación bajo asedio moral
El asedio impuesto por Israel ya cumple más de dos meses. A través del bloqueo total a alimentos, medicinas y ayuda humanitaria, el ejército israelí busca presionar a Hamas. Sin embargo, organismos internacionales denuncian que se está usando el hambre como arma de guerra. Guterres exigió el fin inmediato del bloqueo y advirtió que el derecho internacional está siendo “abiertamente burlado”.
La intensidad de los ataques ha alcanzado zonas como el Hospital Indonesio de Beit Lahiya, donde explosiones cercanas han interrumpido el funcionamiento de respiradores que mantienen con vida a varios pacientes. “Lo que ocurre aquí no es una guerra, es un exterminio a cámara lenta”, declaró Munir Al-Sultan, director del hospital.
Mientras tanto, los desplazamientos masivos continúan. Solo en marzo, 436.000 personas se vieron obligadas a abandonar sus hogares. La desesperación escala al mismo ritmo que los precios de los alimentos y el colapso del transporte.
Estados Unidos, en una línea ambigua
La nueva ofensiva israelí coincide con el final de una gira de Donald Trump por Medio Oriente. A pesar de haber expresado que desea el fin de la “guerra brutal”, el expresidente evitó visitar Israel y planteó ideas controvertidas como “convertir Gaza en una zona de libertad bajo administración estadounidense”. Sus declaraciones dejan entrever una fisura diplomática con el gobierno de Netanyahu.
Además, Estados Unidos ha impulsado la creación de una Fundación Humanitaria para Gaza, con la que pretende reemplazar el papel de las agencias de la ONU en la distribución de ayuda. Israel, en un gesto mínimo, aceptó permitir la entrada de alimentos, pero aún no se ha definido cuántos camiones ni cuándo podrán ingresar.
Gaza, una tierra sitiada al borde del abismo
Los testimonios desde el terreno son desgarradores. En barrios como Sheikh Radwan y Al-Nasr, los residentes huyen sin poder cargar más que lo puesto. La comida es escasa y el miedo es constante. Las palabras de Nael Rahmi, refugiado gazatí, son tan simples como estremecedoras: “La situación es inimaginable. Estamos huyendo, sin futuro, sin esperanza”.
En paralelo, líderes árabes se reunieron este sábado en Bagdad para abordar la crisis. Pero mientras se multiplican las cumbres diplomáticas, el fuego no cesa.
Israel sostiene que responde al brutal ataque de Hamas el 7 de octubre de 2023, en el que murieron 1.200 personas y se tomaron 251 rehenes. Pero el precio humano que está dejando la respuesta israelí amenaza con sepultar no solo a Gaza, sino al frágil equilibrio moral del mundo.