La ONU advierte que la autorización israelí es insuficiente para evitar la crisis humanitaria
El bloqueo israelí sobre la Franja de Gaza ha mantenido en vilo a la comunidad internacional durante semanas. Finalmente, este lunes, 19 de mayo, Israel autorizó la entrada de nueve camiones con asistencia humanitaria, pero la respuesta de las Naciones Unidas no tardó en llegar: es apenas una «gota en el océano».
Desde el 2 de marzo, ninguna ayuda había logrado cruzar hacia territorio palestino, lo que ha exacerbado la crisis alimentaria y sanitaria. En su comunicado, Tom Fletcher, responsable humanitario de la ONU, resaltó la gravedad de la situación: “Debe permitirse la entrada de mucha más ayuda en Gaza, a partir de mañana por la mañana”, exigiendo el levantamiento de todas las cuotas impuestas por Israel.
La presión internacional se intensificó. Veintidós países, incluyendo Francia, Alemania, Canadá y Japón, demandaron la reanudación inmediata y completa de la ayuda humanitaria, organizándola exclusivamente a través de Naciones Unidas y organizaciones no gubernamentales.
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, justificó la decisión de autorizar una “cantidad básica de alimentos”, asegurando que es una medida para evitar una hambruna inminente en la Franja. Sin embargo, la ONU denunció que 171.000 toneladas de alimentos siguen esperando el permiso para entrar.
El nuevo modelo de distribución de ayuda impuesto por Israel ha generado controversia. Según los firmantes de la declaración diplomática, este esquema pone en peligro a los beneficiarios y trabajadores humanitarios, además de comprometer la independencia de la ONU.
Mientras Gaza se desmorona bajo el fuego y el hambre, el mundo observa con inquietud el desarrollo de esta crisis. La incertidumbre crece y la pregunta persiste: ¿Será suficiente la presión diplomática para lograr un cambio real en el suministro de ayuda?