El expresidente panameño abandona su país en medio de controversias judiciales
El expresidente de Panamá, Ricardo Martinelli, ha obtenido asilo político en Colombia, luego de permanecer más de 15 meses refugiado en la embajada de Nicaragua en su país. La decisión del gobierno colombiano ha generado debate en la región, dado que Martinelli enfrenta una condena de casi 11 años de prisión por blanqueo de capitales.
Salida discreta y viaje a Bogotá
Martinelli abandonó la sede diplomática nicaragüense en un vehículo oficial y viajó a Bogotá, donde expresó su agradecimiento al gobierno de Gustavo Petro por concederle el asilo. Fuentes cercanas al expresidente afirman que su estadía en la embajada estuvo marcada por incertidumbre y fuertes presiones políticas.
El gobierno colombiano justificó la medida apelando a su tradición de protección humanitaria, señalando que Martinelli alegó persecución política en su solicitud de asilo.
La condena y las reacciones
El exmandatario fue condenado en julio de 2023 por lavado de dinero en el caso conocido como «New Business», relacionado con la compra irregular de un medio de comunicación. La sentencia en su contra ha dividido opiniones entre sectores políticos y ciudadanos en Panamá.
Mientras sus defensores insisten en su inocencia y ven el fallo como una estrategia para bloquear su carrera política, opositores sostienen que su condena es una señal de avance en la lucha contra la corrupción en el país.
Impacto en las relaciones bilaterales
La decisión de Colombia podría tensar las relaciones con Panamá, cuyo gobierno había mantenido gestiones para extraditar a Martinelli. Sin embargo, expertos en derecho internacional aseguran que el asilo político es un recurso legítimo de los Estados para proteger a individuos en riesgo de persecución.
Un futuro incierto
Aunque el expresidente ha logrado salir de Panamá, su situación legal sigue siendo incierta. Desde Colombia, podrá continuar su defensa jurídica, pero su imagen política queda marcada por el escándalo que lo rodea.
El caso Martinelli aún genera interrogantes sobre el impacto que tendrá en el escenario político panameño y en la relación entre Bogotá y Ciudad de Panamá. La controversia parece lejos de resolverse.