Por GERMAN AGÁMEZ
En nuestra Costa Caribe hay un sinnúmero de escritores que, a punta de quijotescos esfuerzos personales y el apoyo de contados lectores, vienen despuntando en el reducido horizonte de acontecimientos literarios de nuestra región.
Uno de ellos es César Curvelo, quien acaba de editar el libro ¡Viva el vesinalismo! Columnario, el cual se encuentra en Autoreseditores, un portal con servicio de impresión digital en el que también se presentan otras obras de su autoría, como son sus novelas Ysier o los confines del Cosmos y La delemana; un compendio de cuentos titulado El revolcón del Paraíso; y ensayos tales como En cualquier momento, la inmortalidad; He vivido porque he vivido; ¡Referendo vecinal ya!; Tú ganas si se organiza tu manzana; La hipótesis Nifir; Primero Lucero; El curveñol y Mansanonvratón. Este último ensayo da pie a una campaña que tiene el mismo nombre, la cual será publicitada en Bogotá en próximos días por este mismo autor a través de visitas a medios, organizaciones sociales y entidades públicas.
German Agámez: Saludo especial, amigo escritor. En primer lugar, denos unos datos biográficos para ubicar a nuestros amables lectores.
César Curvelo: Bueno, empecemos por decir que nací en Santa Marta, en 1960. Al año mi familia se mudó a Barranquilla, al barrio Chiquinquirá. Luego pasamos al contiguo barrio Lucero, en el que viví largo tiempo. Soy economista de la Universidad Simón Bolívar. En lo laboral, de joven trabajé en Piladoras San José, la antigua fábrica de la harina de maíz Nutricia; estuve unos siete meses en la Gobernación del Atlántico, allá por 1986, y luego 31 años en la DIAN, Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales, en sedes de Bogotá y Barranquilla. Desde mi época universitaria he estado en el plan de escribir, haciendo mis pininos en el Diario La Libertad, con unos cortos artículos económicos, y varias “cartas del lector” en El Heraldo. En la actualidad me dedico a promover actividades vesinales, en especial relacionadas a la campaña Mansanonvratón.
GA: ¿Nos puede explicar qué es eso de la campaña Mansanonvratón?
C.C.: Claro. “Mansanonvratón” quiere decir “maratón vesinal de nombramientos de manzanas”. Considero importante que se identifiquen las manzanas con denominativos propios para que comiencen a elevar su estatus social a la manera de las pequeñas comunas en Suiza, que cuentan con nombres y directivos oficiales. Nuestra meta es que las manzanas ―o grupos de estas― sean microentidades territoriales, con un mínimo de organización oficial en cada una de ellas. En el libro Primero Lucero hay un proyecto piloto en este sentido, incluso con propuestas de banderas y escudos.
GA: En el futuro inmediato, ¿cómo sabrá la gente los resultados de esta campaña Mansanonvratón?
CC: Por redes sociales. Creo que se publicarán avances en el canal elvesinal, de YouTube. Yo voy a difundir una invitación en el sentido que quienes nos decimos líderes cívicos o comunitarios podamos asistir a una periódica convocatoria todos sábados a las 4:20 de la tarde. En una primera instancia, en la esquina sureste de la manzana en que cada quien se encuentre. Luego se puede ir a una tienda o frente escogido por consenso, y allí determinar la actividad a llevar a cabo, así sea una simple tertulia. Espero que haya vecinos pioneros que lleven adelante este ejercicio colectivo en la mayoría de las manzanas de los barrios.
GA: Pasando a lo del libro ¡Viva el vesinalismo!, ¿por qué “columnario”?, ¿por qué “vesinalismo” con letra S y no con C?
CC: Si poemario es un conjunto de poesías, entonces columnario lo es de columnas. Las 140 y pico del libro fueron publicadas en la revista digital Las2orillas. Tienen algo de sal y pimienta, con un tanto de didáctica cívica y política. Las tres primeras crónicas se pueden leer gratis en Autoreseditores.
En cuanto a lo de vesinalismo con S es para diferenciarlo del vecinalismo argentino, que es de carácter privado idéntico al de nuestras juntas comunales. El vesinalismo es una ideología que busca que haya autoridades oficiales ad honórem en nuestros barrios y univelas ―manzanas o grupos de manzanas con 50 o más vecinos―, entre otros objetivos.
GA: Una última pregunta, ¿cómo ve usted el actual panorama de la literatura en Colombia?
CC: Mal. Ese panorama ha estado oscuro desde siempre. La verdad es que hay poco respaldo de las editoriales a los escritores del terruño por el bajísimo número promedio anual de libros leídos por persona en nuestro país, que desde años está estancado entre tres y cinco, una cifra paupérrima. En la parte educativa, a la mayoría de los estudiantes no se les convence de los beneficios de una lectura permanente para lograr el mejoramiento de la cultura en general. Otro punto es quizás la ausencia de bibliotecas en sectores populares. Y, si las hay, la mínima asistencia a ellas y el precario préstamo de libros.
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