*El fenómeno, siniestro y poco visibilizado, pone en evidencia las limitaciones de las autoridades y los puntos ciegos en las bases de datos oficiales.
En los barrios más vulnerables de Bogotá, como Bosa, Los Mártires y Ciudad Bolívar, decenas de familias enfrentan una realidad desoladora. La razón: 288 niños permanecen desaparecidos, sin rastro de su paradero. El fenómeno, siniestro y poco visibilizado, pone en evidencia las limitaciones de las autoridades y los puntos ciegos en las bases de datos oficiales. En lo que va de 2024, se han reportado 635 menores desaparecidos en la ciudad, de los cuales el 80% son adolescentes entre 11 y 17 años, y más de la mitad corresponden a niñas.
Según el experto en seguridad Andrés Nieto, “Estamos hablando de niños que pareciera que se los tragara la tierra”. Aunque el 80% de los casos se resuelven, más de 200 menores continúan desaparecidos y dos han sido hallados muertos este año, lo que enciende las alarmas sobre posibles vínculos con redes de trata de personas.
Un problema estructural
La concejal María Clara Name, del Partido Verde, ha sido crítica del manejo dado por las autoridades. “La Fiscalía General no ha creado la unidad especializada en delitos contra menores de edad que prometió. Además, las cifras de impunidad son alarmantes”, denuncia. Por su parte, Andrés Macía, doctor en Estudios de Paz y Conflicto, subraya que existe un subregistro significativo de casos. “Muchos menores regresan a casa y no se informa, dejando incidentes abiertos. Además, buena parte de estas desapariciones están asociadas a violencia intrafamiliar o sexual”, explica.
La trata de personas y otras hipótesis
Las redes criminales dedicadas a la trata de personas están en el centro de las investigaciones. Estas bandas suelen drogar, prostituir y abusar de sus víctimas. Sin embargo, la falta de datos concretos dificulta dimensionar la magnitud del problema. Jerónimo Castillo, experto en política criminal, señala que “la institucionalidad tiene información sobre estas redes, pero no forma parte del debate público. No sabemos cuántas personas hay condenadas por este delito”.
Otra hipótesis inquietante es el supuesto tráfico de órganos, aunque Nieto refuta esta posibilidad. “No hay evidencia firme en Colombia. La complejidad médica y los requisitos para un trasplante hacen inviable una red criminal de este tipo”, aclara.
Respuesta de las autoridades
La Fiscalía cuenta con un “botón de emergencia” que alerta a todas las dependencias estatales ante una denuncia formal de desaparición. Sin embargo, Andrés Nieto critica que esta herramienta no se utiliza de manera efectiva. “No solo la policía debe buscar a los menores. Se deben activar todas las instituciones, incluyendo sistemas de videovigilancia y bases de datos, pero eso no se tiene claro”, afirma.
La concejal Name ha propuesto implementar la alerta Amber, un sistema que notifica de manera masiva la desaparición de menores a través de mensajes en teléfonos móviles. Aunque esta iniciativa ha sido debatida en el Senado, no ha avanzado significativamente. En la última década, según datos legislativos, 28.000 niños han desaparecido en Colombia, de los cuales 13.663 siguen sin ser localizados.
Falencias institucionales
Para Castillo, el problema radica en la ausencia de políticas públicas claras. “Hemos detectado este flagelo desde hace más de diez años. Hasta ahora se promueve una ley, pero si usted entra a la página de la Policía, no hay información al respecto. Hay una falla profunda en la sistematización de datos”, advierte. Además, la falta de estudios actualizados dificulta analizar cuántos menores son víctimas fatales o cuántos son trasladados fuera del país.
Pedagogía y prevención
La desinformación también juega en contra de las víctimas. Nieto señala que muchas personas desconocen que son objeto de trata. “Con las redes sociales se multiplican las ofertas milagrosas que prometen ingresos fáciles. No siempre hay un mecanismo violento; a veces los niños son utilizados para distribuir drogas”, explica. Además, desmonta el mito de que hay que esperar 48 horas para denunciar la desaparición de un menor, una creencia que persiste entre la ciudadanía.
Un flagelo que no da tregua
En lo que va de 2024, se han reportado 1.947 personas desaparecidas en Bogotá, cifra que podría aumentar al cierre del año. De estas, una parte importante son menores. Mientras las familias esperan respuestas, los expertos coinciden en que se necesita una acción institucional más contundente y coordinada. Solo así podrá enfrentarse un problema que, por ahora, sigue dejando en vilo a cientos de hogares.
La desaparición de niños no es solo un drama personal para las familias afectadas; es un reflejo de las fallas estructurales en seguridad, justicia y protección infantil. En este fin de año, más de 200 niños siguen sin regresar a casa, y la ciudad lucha contra el tiempo para evitar que este flagelo continúe creciendo.