LUIS GILBERTO MURILLO, FICHA CLAVE PARA CALMAR LA CRISIS DIPLOMÁTICA ENTRE COLOMBIA Y ESTADOS UNIDOS

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El saliente canciller colombiano Luis Gilberto Murillo dejó su cargo con un movimiento estratégico: consolidar un bloque regional para enfrentar las medidas del segundo mandato de Donald Trump, presidente de Estados Unidos. Este esfuerzo cobró relevancia tras la reciente crisis entre Washington y Bogotá por la negativa del gobierno colombiano a recibir vuelos con deportados, exacerbada por tensiones en temas comerciales y de política antidrogas.

Un bloque regional frente a las políticas de Trump

Murillo, en sus últimas declaraciones como canciller, destacó la necesidad de abordar las políticas migratorias, comerciales y de control de drogas planteadas por Trump. “Ha hablado mucho de lo relacionado con migración, hay temas de comercio que tendremos que discutir y un enfoque distinto del abordaje de la política de control de drogas”, aseguró Murillo. En línea con esta postura, el exfuncionario sostuvo reuniones con gobiernos afines ideológicamente, consolidando apoyos frente a las tensiones con Estados Unidos.

La negativa del gobierno Petro a aceptar dos vuelos militares con 160 colombianos deportados por delitos migratorios y comunes desató una respuesta inmediata del presidente Trump, quien anunció aranceles de emergencia para productos colombianos, la revocación de visas a funcionarios y aliados del gobierno colombiano, entre otras medidas.

Respaldo internacional y críticas a Trump

En medio del impasse, líderes de países cercanos al gobierno colombiano alzaron su voz en apoyo a la decisión de Petro. Nicolás Maduro, presidente de Venezuela, expresó en Telegram: “Presidente Gustavo Petro, cuente usted con la experiencia y la fuerza del pueblo venezolano. Unidos consolidemos nuestra independencia y la prosperidad de nuestros pueblos”.

Por su parte, Miguel Díaz-Canel, presidente de Cuba, calificó las medidas de Trump como chantaje: “Nuestro apoyo al presidente Petro en su digna defensa de los derechos de los colombianos y su respuesta al tratamiento discriminatorio”.

Aunque la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, mantuvo una postura cautelosa, el presidente del Senado mexicano, Gerardo Fernández Noroña, fue más contundente: “El presidente Donald Trump no tiene por qué humillar a ningún ser humano; es infame la política que está imponiendo. Se llama fascismo”.

Desde Asia, China adoptó una postura oficial a través de Mao Ning, portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores, quien señaló: “Se trata de un asunto entre Estados Unidos y Colombia. Esperamos que ambos países lo resuelvan adecuadamente”. Sin embargo, dejó clara su posición sobre las deportaciones masivas de sus ciudadanos: “Nos oponemos firmemente a la migración ilegal, pero recibiremos a los repatriados cuya nacionalidad se confirme tras verificación”.

Tensiones geopolíticas más allá de la migración

Analistas en seguridad y geopolítica coinciden en que el conflicto migratorio es solo la punta del iceberg. Johan Obdola, experto en seguridad, afirmó: “El mensaje de Trump a Colombia va más allá de la migración. Responde a las relaciones de Petro con Venezuela, su apoyo al régimen cubano y la creciente influencia china en América Latina”.

Obdola también mencionó que agencias federales estadounidenses investigan posibles vínculos entre el gobierno venezolano y la crisis humanitaria en el Catatumbo, una región clave para el narcotráfico.

Carlos José Herra, politólogo, y Carlos Charry, director del doctorado en estudios sociales de la Universidad del Rosario, coincidieron en que las medidas de Trump tienen un trasfondo ideológico. Charry subrayó: “En su comunicado, Trump menciona a Petro como socialista, lo que refleja un choque de visiones ideológicas. Para resolver este conflicto, Colombia debe reducir el tono ideológico, priorizar los derechos humanos de los migrantes y utilizar canales diplomáticos formales”.

Perspectivas de cooperación futura

Kevin Whitaker, exembajador de Estados Unidos en Colombia, señaló en una entrevista con el medio impreso El Tiempo que las tensiones actuales se extienden más allá del tema migratorio. “Las diferencias incluyen posturas frente a Venezuela, Cuba, la expansión china en la región y la lucha antidrogas. La relación entre ambos países debe enfocarse en encontrar puntos comunes para superar estas diferencias”.

Mientras Colombia se prepara para los desafíos que plantea este conflicto, queda claro que el camino hacia una resolución efectiva requerirá un delicado equilibrio entre pragmatismo diplomático y la defensa de los intereses nacionales.