Un equipo de investigadores del Instituto de Cáncer Dana-Farber, en Estados Unidos, ha logrado un avance sin precedentes en la lucha contra el cáncer de riñón. Su nueva vacuna, diseñada para combatir el carcinoma renal de células claras, ha demostrado ser efectiva en todos los pacientes que participaron en el ensayo clínico. Los resultados, publicados en la prestigiosa revista Nature, han generado un gran entusiasmo dentro de la comunidad científica.
Una respuesta inmune exitosa
El estudio incluyó a nueve pacientes diagnosticados con carcinoma renal de células claras en estadio III o IV, la forma más común de cáncer de riñón, que representa el 80% de los casos. Todos ellos habían recibido tratamiento previo y se sometieron a cirugía para la extirpación del tumor antes de recibir la vacuna. Tras su administración, los pacientes generaron una respuesta inmunitaria positiva contra la enfermedad, lo que significa que su organismo desarrolló la capacidad de reconocer y atacar las células cancerosas.
El seguimiento de los pacientes, con una media de 34,7 meses desde la aplicación de la vacuna, muestra que ninguno de ellos ha experimentado una recaída, lo que refuerza la efectividad del tratamiento. «Estamos muy entusiasmados con estos resultados, que muestran una respuesta tan positiva en los nueve pacientes con cáncer de riñón», señala Toni Choueiri, coinvestigador principal y director del Centro Lank para el Cáncer Genitourinario en Dana-Farber.
Personalización: la clave del éxito
Una de las innovaciones clave de esta vacuna radica en su capacidad de personalización. A partir del tejido tumoral extirpado durante la cirugía, los científicos analizan las características moleculares de las células cancerígenas. En concreto, identifican los neoantígenos, pequeños fragmentos de proteínas mutantes exclusivos de las células cancerosas, para entrenar al sistema inmunológico del paciente a combatirlas.
El proceso implica el uso de algoritmos predictivos que seleccionan los neoantígenos con mayor probabilidad de generar una respuesta inmunitaria efectiva. Luego, la vacuna se fabrica y se administra en varias dosis iniciales, seguidas de dos dosis de refuerzo. En cinco de los nueve pacientes, el tratamiento se combinó con el fármaco ipilimumab, una inmunoterapia que refuerza la respuesta del sistema inmunitario.
Impacto y perspectivas futuras
El cáncer de riñón en estadios avanzados presenta un alto riesgo de recurrencia, incluso tras la cirugía. Hasta el momento, las opciones terapéuticas han sido limitadas, y aproximadamente dos tercios de los pacientes experimentan una reaparición del tumor.
Esta nueva estrategia ofrece una solución esperanzadora. «Los pacientes con cáncer de riñón en estadio III o IV tienen un alto riesgo de recurrencia. Las herramientas que tenemos para reducir ese riesgo no son perfectas y estamos buscando constantemente más», explicó Choueiri.
Los primeros análisis de laboratorio muestran que la vacuna logra inducir una respuesta inmunitaria en tan solo tres semanas. Además, el número de células T inducidas por la vacuna se multiplica por 166 y estas permanecen en el organismo en niveles elevados durante hasta tres años, lo que refuerza su capacidad de prevenir la reaparición del cáncer. Además, se ha confirmado que estas células T pueden atacar directamente las células tumorales del paciente.
Pese al entusiasmo por los resultados, los investigadores enfatizan la necesidad de estudios a mayor escala para evaluar completamente la eficacia clínica del tratamiento. Actualmente, se está llevando a cabo un ensayo aleatorizado internacional en múltiples centros para evaluar la combinación de esta vacuna personalizada con la inmunoterapia pembrolizumab.
Situación del cáncer de riñón en España
El cáncer de riñón es el octavo tipo de cáncer más común en España, con más de 9.000 nuevos diagnósticos anuales, según la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM). Afecta aproximadamente al doble de hombres que de mujeres y es responsable de más de 52.000 muertes al año en Europa.
El desarrollo de vacunas personalizadas como esta podría revolucionar el tratamiento del cáncer de riñón y ofrecer nuevas esperanzas a miles de pacientes en el mundo. Aunque aún falta camino por recorrer, estos primeros resultados marcan un antes y un después en la lucha contra esta enfermedad.