El rechazo a la reforma laboral en el Senado desata un fuerte enfrentamiento entre los congresistas, reflejando las divisiones políticas y sociales en torno a las políticas del gobierno de Gustavo Petro.
El hundimiento de la reforma laboral propuesta por el gobierno de Gustavo Petro ha generado un clima de alta tensión en el Congreso colombiano. La Comisión Séptima del Senado aprobó este martes una ponencia para archivar el proyecto, con ocho votos a favor y seis en contra, horas después de que el presidente defendiera enérgicamente la iniciativa ante miles de manifestantes.
El rechazo a la reforma, que buscaba mejorar las condiciones laborales y crear 91.000 empleos, según el gobierno, ha sido motivo de intensos debates. Mientras el ministro de Trabajo, Antonio Sanguino, calificó la decisión como un «festival de falacias», los empresarios y sectores críticos argumentaron que la medida podría fomentar la informalidad.
El clima de confrontación alcanzó su punto álgido con un enfrentamiento verbal entre los senadores Alfredo Mondragón, del Pacto Histórico, y Alirio Barrera, del Centro Democrático. Mondragón acusó a Barrera de estar «acostumbrado a las masacres laborales», mientras lo perseguía por los pasillos del Congreso. Por su parte, Barrera respondió en una entrevista, señalando que las campañas del Pacto Histórico también habrían recibido apoyo empresarial.
La reforma laboral, que ya había sido aprobada en la Cámara de Representantes, se suma a una serie de iniciativas del gobierno que enfrentan resistencia en el Senado. Este rechazo abre la puerta a la consulta popular anunciada por Petro, quien busca legitimar sus políticas directamente con el pueblo colombiano.
El debate sobre la reforma laboral y los enfrentamientos en el Congreso reflejan las profundas divisiones políticas y sociales en el país, marcando un nuevo capítulo en la agenda de reformas del gobierno de Gustavo Petro.