El presidente salvadoreño Nayib Bukele descartó la posibilidad de enviar de regreso a Estados Unidos a Kilmar Ábrego García, un residente de Maryland deportado por error. A pesar de la solicitud de la Corte Suprema estadounidense, Bukele calificó la idea como «absurda», argumentando que Ábrego García es ciudadano salvadoreño y está bajo custodia en una prisión de máxima seguridad.
La controversia sobre la deportación de Kilmar Ábrego García, residente de Maryland, ha generado tensiones entre Estados Unidos y El Salvador. Ábrego García fue deportado por error a una prisión salvadoreña el mes pasado, donde permanece bajo custodia junto a pandilleros. A pesar de la solicitud de la Corte Suprema estadounidense para facilitar su regreso, el presidente Nayib Bukele rechazó la posibilidad, calificando la idea como «absurda».
Bukele argumentó que no tiene autoridad para devolver a Ábrego García, quien es ciudadano salvadoreño. Por su parte, funcionarios del gobierno de Trump respaldaron esta postura, afirmando que la decisión recae exclusivamente en El Salvador. La secretaria de Justicia, Pam Bondi, enfatizó que Ábrego García estaba ilegalmente en Estados Unidos y que su regreso depende de las autoridades salvadoreñas.
La situación se complica por las acusaciones de que Ábrego García está vinculado a la pandilla MS-13, designada como organización terrorista por Estados Unidos. Sin embargo, sus abogados niegan estas acusaciones y afirman que no se han presentado pruebas concretas.
El caso ha intensificado el debate sobre las políticas de deportación masiva del gobierno de Trump y la colaboración de Bukele en estas medidas. Desde marzo, El Salvador ha aceptado a más de 200 inmigrantes venezolanos acusados de pertenecer a pandillas, colocándolos en prisiones de máxima seguridad. Este acuerdo incluye un pago de 6 millones de dólares por parte de Estados Unidos para cubrir los costos de detención.
La relación entre Bukele y Trump, marcada por acuerdos directos y cooperación en temas migratorios, ha sido clave para reducir la migración salvadoreña hacia Estados Unidos. Sin embargo, el caso de Ábrego García pone de manifiesto las tensiones y desafíos en esta colaboración.
Mientras tanto, la Corte Suprema estadounidense continúa evaluando el caso, y la jueza Paula Xinis sopesa la posibilidad de obligar al gobierno a explicar su postura. La disputa refleja la complejidad de las políticas migratorias y las implicaciones legales y humanitarias de las deportaciones. El futuro de Ábrego García sigue siendo incierto, en medio de un panorama político y judicial cada vez más polarizado.