*Asoleche presentó este miércoles el primer gran estudio nacional sobre hábitos de consumo de leche y sus derivados. El informe revela que, más allá de los precios, la desinformación y recomendaciones sin sustento médico son los principales factores en la caída del consumo.
Por GERMAN AGÁMEZ
Barranquilla fue el escenario elegido por Asoleche, la asociación que representa a la industria procesadora de leche en Colombia, para presentar un estudio sin precedentes que analiza los hábitos de consumo de leche y derivados en el país. Ana María Gómez, presidenta del gremio, explicó durante el evento que la iniciativa se realizó en conjunto con el Ministerio de Agricultura, con el propósito de comprender de forma técnica y real por qué cada vez más colombianos están dejando de consumir estos productos básicos para la nutrición.
“Esta es una cadena productiva que está unida, con presencia en todo el país, y si todos trabajamos bajo un mismo objetivo, vamos a salir adelante”, afirmó Gómez. Asoleche representa a las empresas procesadoras de leche, pero su enfoque abarca toda la cadena láctea, desde el productor hasta el consumidor.
Una alerta sobre el consumo de lácteos
Según la dirigente gremial, en los últimos dos o tres años el consumo de leche y derivados ha disminuido significativamente. Las hipótesis iniciales apuntaban al aumento de precios o a cambios en los hábitos de consumo, pero Gómez insistió en que era necesario dejar de especular y contar con datos concretos.
El estudio, cuyos resultados ya están disponibles para consulta pública a través de un código QR compartido en redes sociales, reveló un hallazgo inesperado: el principal factor detrás de esta reducción no es económico, sino cultural y social. “Nos encontramos con una razón lamentable y preocupante: la recomendación de influenciadores y profesionales de la salud, como médicos y nutricionistas, de suspender el consumo de leche”, declaró Gómez.
Una moda riesgosa
“Estamos viendo una incidencia grandísima de médicos que, sin realizar exámenes ni diagnósticos, le dicen a la gente que deje de consumir lácteos”, agregó, señalando que este comportamiento puede tener consecuencias negativas para la nutrición de los colombianos.
Gómez comparó la situación actual con la que vivió el huevo hace unas décadas, cuando se llegó a considerar que este alimento era peligroso para la salud cardiovascular. “A la leche le está pasando algo similar, y es un fenómeno mundial. Pero debemos actuar, como ya lo están haciendo en países como Estados Unidos y en Europa, con campañas de información clara y basada en evidencia científica”, expresó.
La presidenta de Asoleche recalcó que el consumo de leche es beneficioso en todas las edades, a menos que exista una condición médica específica como intolerancia a la lactosa o alergia, lo cual representa un porcentaje muy reducido de la población. “No se puede generalizar una recomendación sin respaldo técnico ni médico”, enfatizó.
El lactosuero
Otro tema abordado durante la presentación fue la frecuente denuncia por supuesta adulteración de la leche. Gómez explicó que el lactosuero —subproducto del proceso de elaboración del queso— no es nocivo. “Se utiliza en la industria alimenticia para elaborar productos como salsas, mermeladas o galletas”, afirmó.
Sin embargo, reconoció que hay industrias y personas inescrupulosas que rinden la leche con lactosuero para abaratar costos y venderla como leche pura, lo cual constituye un engaño al consumidor. “Cuando se le adiciona suero, ya no es leche sino bebida láctea, y debe ser etiquetada y vendida como tal”, aclaró.
El gran reto
Uno de los datos más impactantes del evento fue que, de los más de 7 mil millones de litros de leche que se producen anualmente en Colombia, el 50% se comercializa por canales informales. Esto significa que la mitad del mercado no pasa por los controles sanitarios, regulatorios ni fiscales exigidos a la industria formal.
“Este fenómeno afecta la salud pública, genera competencia desleal y perjudica tanto a productores como a consumidores”, explicó Gómez. Los pequeños productores, quienes a menudo se quejan de recibir precios muy bajos, en muchos casos terminan vendiendo su leche por fuera del sistema formal, lo que perpetúa un círculo de informalidad y desprotección.
La presidenta de Asoleche enfatizó que el precio de la leche en Colombia está regulado oficialmente por el Ministerio de Agricultura, con variaciones mínimas según la calidad del producto. “Cuando a un productor le pagan mucho menos, estamos hablando del mercado informal. La solución está en la formalización, que beneficiará a todos los actores de la cadena”, puntualizó.
Para enfrentar los desafíos actuales del sector lácteo, Ana María Gómez hizo un llamado a la unidad de todos los actores de la cadena, desde los pequeños ganaderos hasta las autoridades y los consumidores. También instó a abrir un canal de diálogo con profesionales de la salud e influenciadores, para ofrecerles información veraz sobre los beneficios del consumo de lácteos.
“El estudio que hoy presentamos en Barranquilla no es solo una radiografía del presente, sino una herramienta para construir el futuro del consumo de leche en Colombia. Tenemos una oportunidad única para educar, formalizar e impulsar una industria que alimenta a millones de familias”, concluyó.