El caso de Kilmar Ábrego García, deportado por error a El Salvador, expone las tensiones entre las decisiones judiciales y las políticas migratorias de la Administración Trump.
El Gobierno de Estados Unidos a confirmado que Kilmar Ábrego García, un migrante salvadoreño deportado por error, se encuentra vivo y detenido en el Centro de Confinamiento del Terrorismo (Cecot) en El Salvador. Este anuncio llega tras la presión del Tribunal Supremo y de la jueza federal Paula Xinis, quienes exigieron información sobre su estado y pidieron facilitar su regreso a EE.UU.
Ábrego, residente en Maryland y casado con una ciudadana estadounidense, fue deportado bajo la ley de Enemigos Extranjeros de 1897, en un operativo que incluyó a 238 venezolanos y 23 salvadoreños acusados de pandillerismo sin pruebas publicadas. La Administración Trump admitió posteriormente el error, pero su retorno sigue siendo incierto.
El presidente Donald Trump ha expresado su intención de acatar el fallo del Supremo, lo que podría derivar en un anuncio conjunto con el presidente salvadoreño Nayib Bukele en su próxima reunión en la Casa Blanca. Este caso pone de relieve las complejidades y controversias de las políticas migratorias actuales.