La Superintendencia Financiera de Colombia (SFC) anunció una medida que afectará a los usuarios de tarjetas de crédito y otros productos financieros. A través de la Resolución 0138 de 2025, la entidad certificó el nuevo interés bancario corriente para distintas modalidades de crédito, estableciendo un aumento en la tasa de usura para febrero. Esta subirá 1,41%, pasando del 24,89% efectivo anual (E.A.) vigente en enero al 26,30% E.A.
Este incremento marca un cambio de tendencia en la reducción del indicador, la cual había continuado de manera sostenida durante 21 meses. Con esta decisión, la SFC, bajo la dirección de César Ferrari, impacta directamente a más del 35% de los adultos colombianos que poseen algún producto crediticio.
Mitos y realidades sobre la tasa de usura
El debate sobre la tasa de usura ha cobrado relevancia en los últimos meses. Incluso el superintendente Financiero, César Ferrari, ha manifestado su postura en contra de esta medida, calificándola como obsoleta en la economía colombiana: “Yo no creo que la usura sea una buena medida y me imagino que en algún momento eso va a tener que revertirse como ha pasado en muchos países”.
Por su parte, los codirectores del Banco de la República, Bibiana Taboada y Mauricio Villamizar, han analizado las implicaciones de la tasa de usura, señalando que, si bien busca proteger a los consumidores, también genera barreras al acceso al crédito formal, afectando especialmente a la población más vulnerable.
Entre los principales argumentos en contra de esta medida se destacan:
- La reducción de la inclusión financiera y el aumento de la demanda de créditos informales como los «gota a gota», cuyos intereses pueden alcanzar el 20% diario (7.000% anual).
- La exclusión de personas con mayor riesgo crediticio, dado que las instituciones no pueden cobrar tasas que compensen los costos administrativos y los riesgos asociados.
- La generación de un problema de información asimétrica, donde los bancos prefieren prestar a clientes con garantías y solvencia probada, limitando el acceso a nuevos prestatarios.
Alternativas a la regulación de la tasa de usura
Julien Roberts, director de Swiss Economic Cooperation and Development (Seco), presentó un estudio en el evento «El costo de la exclusión en Colombia», organizado por Colombia Fintech. En su intervención, destacó que reducir la tasa de usura podría generar más exclusión financiera, forzando a los prestatarios de mayor riesgo a recurrir a opciones informales con tasas exorbitantes: 382% anual para personas y 666% para las MiPymes.
Como solución, propuso una certificación diferenciada de la tasa de interés bancaria de crédito (Tibc), ajustada a las características de cada segmento, separando las tasas para créditos de consumo (personas) y comerciales (empresas y MiPymes).
La necesidad de un nuevo cálculo
Ana Fernanda Maiguashca, presidenta del Consejo Privado de Competitividad, también cuestionó el método de cálculo de la tasa de usura, señalando que perpetúa la exclusión financiera en el país. Según ella, es fundamental avanzar hacia un modelo que responda mejor a las necesidades del mercado y fomente una mayor inclusión crediticia.
El debate sobre la tasa de usura sigue abierto. Mientras algunos defienden su función como herramienta de protección al consumidor, otros advierten sobre sus efectos adversos en la economía. La discusión sobre posibles reformas continuará siendo clave para el futuro financiero de Colombia.